lunes, 7 de diciembre de 2009

Cumpleaños múltiple

Se avecina el 12 de diciembre y con ello, los nervios erizados que caracterizan cada mañana por el alboroto que se hace en las calles a tempranas horas, días de conspiración en los que la gente hace procesiones por las calles como si indirectamente nos quisieran decir a todos en la colonia: "¡ya levántense, huevones!".
La cosa sucede así: estás arropado, bien cobijado y protegido del frío en tu camita descansando porque te espera un día pesado. De pronto escuchas una explosión que te levanta de la cama con un sobresalto, las alarmas de los carros chillando descontroladas anunciando el caos que hay en las calles; dudas si el salto que pegaste en la cama fue ocasionado por la adrenalina, o si fue la propulsión del pedote que te sacaron la que te levantó volando por los aires. Muerdes la cobija un rato todo paniqueado hasta que la adviertes que todo está bien, las alarmas guardan silencio y el frío decembrino te ayuda a recuperar las ganas de dormir, cierras los ojos y te vuelves a acostar. ¡Ah que rico! ...y cuando vas pasando por el nivel alfa de conciencia para agarrar sueño profundo otra vez, ¡madres! otro trancazo en los cielos más duro que el anterior (¿se va a acabar el mundo?), de nuevo con los nervios punzantes y la actitud alerta, las ojerotas de desvelo y el corazón a más de cien golpes por minuto. Ya cuando vuelves a agarrar sueñito y te tiran el tercer trancazo (cada vez más duro), escuchas a la gente cantando con banda y todo: "Desde el cielo una hermosa mañana, desde el cielo una hermosa mañana..." y es cuando te acuerdas... ¿hermosa mañana? ¡ya valio m...adre María, que es tu cumpleaños! Terminas resignado a esperar a que pasen con sus trompetas, cánticos y la aulladera de los carros que dejan a su paso, porque en cada esquina tiran otro cohete. Ya para cuando el relajo es lejano y quieres reincorporarte a la camita, es demasiado tarde: estás con el ojo pelón y sin ganas de dormir, claro, con el estrés bien alto y los nervios hechos trizas.
Así que ya me la sé que desde ahorita van agarrando vuelo y desde aquí hasta el día 12 me van a hacer madrugar incluso los días que no me corresponde. Qué mala ondita que agarren parejo y se traigan la cohetiza, la banda y sus berridos amplificados con altavoces, como esperando a que la gente se despierte bien fresca para salir y unirse a la peregrinación. Triste para los vecinos que son ateos, protestantes, musulmanes, ortodoxos, budistas, anti-católicos y todo lo que se le parezca, y que tienen que aguantarse todo el numerito les guste o no; eso sí, que no lleguen a su casa los testigos de Jehová para platicar de la palabra divina, porque si tienen su letrerito en la puerta de "Este hogar es católico. Si vienes a chingar, llégale", ya se sienten con el completo derecho de cerrarles la puerta en la cara y de paso, rayarles la mother.

No, no, muchachos. A estas alturas del juego deberíamos ser más tolerantes, crean en lo que quieran y practiquen su fé, pero sin echarle tierrita al vecino. Recuerden que las religiones son motivo de guerra y de gente que vive estresada por dormir poco.

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