Lo curioso de tropezar ocasionalmente con estas páginas es que me sirven para echar un vistazo hacia atrás, ver quién era y en quien me he convertido; aquí hay textos registrados que a estas alturas ya no escribiría o cambiaría el cómo escribirlas, es una especie de diario público donde comparto cosas que me sienta bien compartir y si bien no me atrevo a decir que es muestra de madurez, diré que es evidencia de alguna forma de crecimiento en mi vida.
A veces se me antoja venir a escribir; ya no prometo que lo haré cada tercer día, que mantendré vivo este blog, que lo mudaré o lo destruiré. Lo único seguro es que habrán más letras, de relevancia e irrelevancia, tal como lo aclaré el primer día que abrí paso a este fiel espacio.
Sonrían, que la vida es buena.