Era entonces cuando la mayoría, me incluyo, sufríamos con esas clases de precálculo que sin embargo eran indispensables y de lo más básico para todas las carreras de ingeniería, para colmo a veces con profesores altamente egocéntricos que se sentían engendro directo de Dios amo y único creador.
El profe nos dejaba series de ejercicios para practicar en casa, después en la clase nos preguntaba si habíamos tenido dificultades con alguna ecuación para entonces resolverla y darnos el ejemplo de cómo se hacía.
Entonces una compañerita levanta la mano para pedir ayuda con su problema y el maestro se dispone a escribirlo en el pintarrón:
Maestro: Bien, díctame la ecuación.Alumna: Al cubo.Maestro: (!?) ...¿cómo dices?Alumna: Al cubo.Maestro: ... ¿pero qué cosa va al cubo?Alumna: No, así nada más... ¡al cubo!Maestro: No entiendo, ¿qué vamos a elevar al cubo?Alumna: Nada, así nada más escriba un 3 chiquito, arriba.
El maestro y los alumnos se miran entre sí extrañados, sin entender.
Maestro: Bueno, vamos a hacerle caso.
Y con el marcador escribe un número tres pequeñito en el pintarrón.
Maestro: ¿Y qué más?Alumna: Raíz cuadrada.Maestro: (!)
Los alumnos sueltan la carcajada, era una raíz cúbica que la chica no identificaba, ella vió al-cubo-raíz-cuadrada y fue suficiente para confundirla y trabarle la tarea. Acto seguido, el profe se indignó y le puso una buena regañada, nos condenó con su frase de "Si las matemáticas no son lo suyo, dedíquense a otra cosa y no se vengan a estudiar ingeniería". Cabe mencionar que la chica solo aguantó un semestre más, después abandonó el barco.
Y aunque yo también abandoné esa misión más tarde para cambiarme a otra licenciatura, la anécdota la recuerdo como algo gracioso y de paso con una lección algo cruda e importante. Dedíquese a lo suyo, a lo que le guste y se le dé bien por hacer, no le siga la corriente a nadie, solo así se evitará muchos dolores de cabeza y será feliz el resto de sus días.
2 comentarios:
Bueeeeno! La chica debió haberse sentido muy mal después del cague que le puso su maestro, gracias a ese tipo de escenarios a los alumnos les apena preguntar al maestro sus dudas, porque piensan que son idiotas y todos se burlarían, en este caso, fué un problema de apreciación de la chava, si yo fuera el maestro hasta ternura me habría dado, pues no cualquiera se anima a preguntar. ¿Cómo se llama ese maestro para ponerle un cague personalmente?
La historia fue con Uribe, dicho sea de paso. Y dicen que me fue barato, jaja.
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