viernes, 13 de noviembre de 2015

Live from the Satellite Mind


(Foto de @pausweety)

Seré muy sincero: siento que me he desconectado tanto del mundo que ya no me acordaba de que ayer era el concierto de Metric, para el cual había comprado boleto desde que se anunció. Cierto, es irónico e incluso me aterró un poco cuando me di cuenta de eso, ¿en qué momento perdí el entusiasmo para salir a ver a una de mis bandas más favoritas de siempre? Porque así de catastrófica es mi confesión, llegué a considerar revender mi boleto porque simplemente no tenía los ánimos suficientes para ir, y mi situación financiera está tan rota que después de haber comprado ese boleto me percaté de que era un verdadero atentado contra mi ya nula estabilidad económica.
No calenté para el concierto, apenas le he dado un par de vueltas a su más reciente álbum pero no me puse a escucharlo con detenimiento; tampoco escuché lo suficiente a Rey Pila, que también tienen una reciente producción discográfica que suena tremenda.
Me voy a perder a Chromeo y especialmente a Death From Above 1979 en el Corona de este año, otros dos de mi top más básico, de esos artistas que te formaron musicalmente en tus inicios. No son cualquier banda para mí y Metric figura también en el estrado de mis figuras representativas de toda una época. No me podía ir con las manos vacías, vaya.
Por la noche nos cayó una emergencia de trabajo de último minuto y una llamada portadora de otras malas noticias, pero ya tenía mi boleto. Al carajo lo demás, me tomé un whisky, me encimé una chamarra y salí al lugar del evento que para suerte mía está como a un kilómetro de mi casa. Ya no había nada que perder, llegué a hacer dos filas que parecían interminables: una para entrar al recinto y otra para comprarme una cerveza. Esta última fue tan larga que desde ahí escuché la mitad del set de Rey Pila. Comprobé que los pronósticos del sonido del lugar eran ciertos: sonaba terrible. El BLMS no tiene un entorno acústico que le favorezca en lo absoluto y el ingeniero no ayudaba en lo más mínimo; odio esa idea de "entre más fuerte suene, mejor" y los bombos sonaban tan fuerte que sentía que mis oídos estaban por estallar, los micrófonos no paraban de viciarse. Las frecuencias bajas son asesinas para el oído humano y al momento de redactar esto, los oídos me duelen todavía.
Con la cerveza en una mano y mi chamarra y el cartel de cortesía en la otra, caminé hasta encontrar un lugar con buena vista y donde el sonido fuera menos agresivo en lo posible.
En el breve espacio que hubo entre las dos agrupaciones, me encontraron algunos amigos y así fue más llevadero el resto del evento. Los cuatro integrantes salieron al escenario vistiendo unas máscaras de animales y arrancaron con Lie, Lie, Lie. Para mi fortuna el setlist fue muy variado y no sólo se enfocaron al nuevo disco. Yo iba tan frío que cuando empezaba una canción a veces no lograba identificarla de inmediato sino hasta el estribillo, pero logré ir recuperándome a lo largo del concierto y terminé por disfrutarlo bastante. La más agradable de las sorpresas para mí fue Satellite Mind, que la escuché a flor de piel y Black Sheep, que tampoco la veía venir. Otros momentos clave fueron la versión minimalista de Gimme Sympathy y el cierre emotivo con Breathing Underwater. Una parte de mí estaba aún esperanzada con escuchar Dead Disco, esa parte que se aferra al Old World Underground: el título perfecto para esos días de hace diez u once años cuando los descubrí en la radio de Yahoo!, era como querer saldar una deuda que me quedó por escuchar esa canción a medias cuando vinieron en 2008; mi parte más realista sabía que eso sería difícil hasta para el artista mismo: las canciones también se van quedando atrás para dar paso a cosas nuevas que florecen. Reconectarme con esas letras y esos riffs que hacía tanto que no escuchaba me resultó terapéutico y sentí cómo se serenaban los mares enfurecidos a mi alrededor. A pesar de haber dormido poco, hoy me levanté calmado, con una cierta paz y con más ánimos para sacar el día. No tomé una sola foto ni armé largas conversaciones con nadie, tampoco salí a buscar la sección de merchandise; sólo me limité a entregarme por completo a la música y disfrutar esa comunicación inexplicable con un artista (y con las piernas hipnóticas de Emily, dicho sea de paso).
Saliendo caminé unos metros por la avenida hasta buscar el primer taxi disponible que me llevara a casa. Toda la experiencia en su conjunto causó un efecto curioso, como reencontrarse con esa parte perdida de uno mismo, hacer una pequeña conexión al pasado, abrir un baúl de los recuerdos que estaba empolvado y entender un poco más de cómo fue que llegamos hasta aquí, al punto donde estamos ahora y saber que vamos por buen camino, lo que sea que eso signifique y por más catastrófico que nos parezca.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Querer de todo y de nada


Llegué a un punto donde me detuve por un instante y me cuestioné a dónde iba y por qué estaba donde hoy.
Sufrimos un exceso de información y desinformación. Demasiados medios, demasiadas redes sociales, títulos engañosos, memes estúpidos, malas noticias, espejismos sociales, recetas mágicas y frustraciones autoinducidas.

Demasiadas explicaciones y expectativas.
Demasiadas indicaciones para ser feliz.

Y tan corta la vida.

Llegué a la conclusión de que no voy a salir a bailar si no quiero bailar.
No voy a beber si no quiero beber.
No escucharé la música que quieren que escuche.
No vine a cumplirle sus caprichos a nadie.

Voy a escuchar los nocturnos de Chopin o las partitas de Bach si las quiero escuchar.
Voy a escuchar La Casa Azul si quiero escuchar La Casa Azul.
Voy a escuchar a los Blood Brothers si quiero escuchar a los Blood Brothers. Aunque sea el mismo disco viejito de siempre.
Voy a repetir una canción una y otra vez si se me antoja.
Aborreceré la música de mis artistas favoritos para volver a abrazarla después de varias semanas de ausencia, de ser necesario.
Voy a componer la música que tenga que componer, no la que tú quieras escuchar.
Voy a escribir como me venga escribir, a twittear lo que quiera twittear, a compartir en las redes lo que yo quiera compartir. Con quien lo quiera compartir.
Voy a debatir lo que quiera debatir e ignorar lo que quiera ignorar.

Leí hace poco del Snapchat y de cómo viene ganando seguidores más que cualquier otra red recientemente. Acá en México parece que ese boom no nos ha llegado aún y está algo vacío, pero me di a la tarea de probarlo y me gustó ese esquema de ser algo temporal, sin likes ni comentarios, sin un contador que te diga cuántos amigos tienes tú y cuántos tu vecino.
Deja de poner tu fe en un número.
Deja de buscar la aprobación. Adopta sólo las modas que tú quieras para ti.

En silencio o haciendo ruido, me limitaré a enfocarme en lo que tenga que hacer.
Tengo una visión de quien quiero ser en tres años. Voy caminando para no tropezarme y aún así no se vive con la certeza de nada. Pero eso está bien.
Sólo sé que debo estudiar.
Sé que Maddevi tendrá un nuevo disco empezando el 2016. Después de eso no sé si HATR Project, si más Maddevi, si otro proyecto que se me ocurra.
Quiero hacer un montón de cosas pero hay que ir por una a la vez.
Así que seguiré haciendo lo que tenga que hacer, sin dar explicaciones. No te diré cómo tienes que hacer tu vida y si me atrevo a hacerlo, tienes completa libertad de no hacerme caso.

Y por amor a ustedes mismos y a los demás, dejen de decirle a los demás lo que tienen que hacer y lo que no tienen la capacidad de hacer.
Deja de quejarte de las selfies.
Deja de quejarte de que los demás comen carne.
Deja de quejarte de que los demás no se quejan como tú.
Deja de creerte más inteligente.
Deja de infundirle miedo a lo que no conoces.
Deja de reclamarle a la gente que no piensa como tú.

No te compares con nadie.
Si te aborrecen, que eso no te detenga, siempre habrá quien lo haga. Y también quien te ame.
Sé tú. Pero sé algo.
Tú decides hacia donde mirar.

Sin prisas ni fórmulas mágicas.
Sin expectativas ni presiones ajenas a las que sean tuyas.
Sin que tengas que esperar algo de mí. Ni siquiera del mundo.
Sin esperarte a que me quite la corbata o me borre los tatuajes.
Sin que te tenga que explicar lo que quiero y lo que no quiero. O si no sé lo que quiero.

Me gusta ser quien soy cuando estoy solo.
Me gusta quien soy cuando estoy con los míos.

Sólo así siento que estoy en armonía.

jueves, 6 de agosto de 2015

Movilidad de tercer mundo, tirándole a cuarto

Un tema que ha causado mucha efervescencia en los últimos días aquí en Guadalajara es el tironeo que se ha dado entre Uber y taxistas. Y como esto, señores, es el Internet, no puedo irme sin dejar constancia de que metí mi cucharota cuando nadie pidió mi opinión.

¿#UberSeQuedaGDL?

¡Claro! Soy un ciudadano y quiero tener una alternativa más para trasladarme. A pesar de apenas haberlo utilizado una sola vez, mi experiencia en un Uber X ha sido muy grata: sabes con anticipación quién te llevará (y sabes que es alguien que tuvo que aprobar ciertos exámenes para estar ahí), sabes cuánto te va a costar y vas en un automóvil cómodo y seguro. La contraparte todos la conocemos ya; también he sido víctima en más de una ocasión de taxistas que cobran arbitrariamente, alteran el taxímetro e infringen las normas de vialidad, exponiendo la seguridad de los pasajeros; todo sin posibilidad mínima de reclamo. ¿Han contado cuántos taxis se encuentran por la calle con las placas traseras despintadas intencionalmente?
Uber es un modelo que rompe con el paradigma tradicional de transporte público y como tal, está sufriendo naturalmente de la renuencia al cambio.
Mientras caminaba con mis amigos por la calle y platicábamos del tema, uno de ellos señaló las lámparas del alumbrado público y dijo: "Mira, es como esas cosas, no siempre estuvieron ahí. Antes de eso habían personas que se dedicaban a venir y encender los faroles todas las noches. ¿Y qué pasó con todos ellos? ¿Y sus trabajos?". Sucede que detener el avance significaría un sacrificio tan gordo que la sociedad jamás estaría dispuesta a pagar.

Cambió el mundo, cambian las reglas

A mi punto de vista, la postura que están tomando nuestras autoridades en este tema es retrógrada y sólo obedece a los intereses de una minoría de taxistas, quienes sólo han demostrado estar furiosos porque las cosas no se hacen como ellos quieren y cuando ellos quieren, llegando a extremos ridículos como el uso de la violencia, lo que sólo está logrando que la gente les siga perdiendo la poca confianza que les queda.
Dice el señor taxista que esto es competencia desleal y que con cuatrocientos pesos que tiene que pagar al día como renta de un Tsuru en malas condiciones, no le salen las cuentas. Con tales cuotas, posiblemente, el señor podría pagarse un coche nuevo y prestar su servicio de manera independiente.
El cambio es un concepto que nuestros actuales representantes parecen no querer comprender. No me gusta externar mis ideas en cuanto a política, pero si el partido en turno quiere vender la idea de que se ha renovado, deben ir más allá de ponerlo en un eslogan y un logotipo retocado; ya vimos cómo les dolió perder la alcaldía de los principales municipios de la entidad en las elecciones pasadas y parece no importarles seguir perdiendo la confianza de la gente a tres años de las estatales. Pero eso, es harina de otro costal.

"Pero por qué la insistencia en Uber, si los problemas de movilidad son otros"

Como en todo tema, no nos faltaron los camaradas con finta de subversivos e inteligentes refutando la lucha a favor de los taxis ejecutivos: "Uber no es de las mayorías, siempre has tenido otras alternativas para transportarte". Eso es cierto y yo mismo he dicho que si no fuera por la falta de infraestructura para ciclistas (la que existe ahora es insuficiente y una reverenda porquería), yo mismo iría todos los días a trabajar en bicicleta. ¡Con gusto!
Sin embargo, el hecho de que tengas un montón de problemas no significa que no puedas trabajar en solucionar el primero que tienes a la mano. La burbuja de Uber está estallando en este momento y por consiguiente debe ser aprovechada. Con la misma energía habrá que exigir mejorar las condiciones del transporte público, vialidades aptas para ciclistas y un reglamento que los incluya a ellos y a los peatones.

Pero es que la gente, es que el elitismo, es que no todos tienen smartphone, es que no todos pueden competir. Y es que yo pienso que debe haber coexistencia. El panorama ideal sería trabajar una regulación para los dos tipos de transporte, cosa que en esta ciudad pareciera tan remota como mismísimo el país de las maravillas.

miércoles, 24 de junio de 2015

Buscando tu vena artística

Cuando tuve la oportunidad de pisar la Gran Manzana me encontré un librito sobre creatividad titulado Steal Like An Artist, un best seller del New York Times del cuál jamás había oído hablar y que, después de darle una hojeada, me convenció y terminé por llevarlo en mi canasta de compras.
Austin Kleon, autor del libro, habla entre otras cosas de encontrar tu "vena artística" a través de los personajes que te han influenciado para realizar tu trabajo (artístico o no artístico). Estudiar por completo a estas grandes influencias es un mejor método que ahogarte en un océano de información cuando intentas comprender su género por completo.
Sin profundizar mucho en los detalles, en alguna parte Kleon recomienda como práctica poner un retrato de tus influencias en tu lugar de trabajo. Palabras más o palabras menos, "son como fantasmas empujando", te respaldan e inspiran tu trabajo y los verás ahí cuando gires tu silla ocasionalmente.
Llevándolo a la práctica, he intentado trazar el árbol de mis influencias personales y puede ser difícil elegir a esos personajes sin sentir que estás discriminando a más de alguno, y en medio de este proceso me encontré este póster de Patti Smith, que si bien no soy un fan declarado y empedernido de su música, me encantó la visión que siempre conservó para ser artista: un ejemplo de perseverancia y el hambre insaciable tan característica de llegar cada vez a más.


Esta imagen desde ahora formará parte de mi estudio y es como un recordatorio de que el primero en creer en tu trabajo eres tú, y que no debes conformarte con lo que logras porque como dice Kleon: si te das cuenta de que eres la persona más talentosa en la habitación, es porque necesitas cambiar de habitación.

viernes, 19 de junio de 2015

Un tablero, el juguete favorito

Anoche no dormí bien. No sabemos por qué, pero fue de esas madrugadas en las que abres los ojos pensando que ya sonó el despertador y al despertar sólo escuchas el golpeteo de las gotas en la ventana, que todas en conjunto parecieran el aplauso de una multitud en miniatura sin truenos ni gritos, sólo tranquilidad.
Desperté así unas cuatro o cinco veces, luego me volvía a dormir. Ya en la mañana cuando desperté, recordé ese síntoma de todos los jueves previo a los torneos de ajedrez en los que participé cuando era pequeño.
Encontrarme con una convocatoria entre los sobres de la correspondencia siempre era emocionante, comenzaba a hacer cuenta regresiva desde una semana antes del evento y me preparaba y estudiaba para dar lo mejor de mí.
La primera ronda siempre se daba un viernes a las 5 o 6 de la tarde. Por eso desde el jueves que me iba a dormir, se me dificultaba conciliar el sueño y daba vueltas en la cama, o despertaba pensando: "ya mero" y me volvía a dormir, o me despertaba más soñoliento que de costumbre por haber dormido mal de tanto pensar en lo que me esperaba. Hoy recordé esa sensación y vine a escribirla, antes de que los años sigan pasando y se me olvide como muchas otras cosas que se van sin que te des cuenta mientras creces.
Dejé el ajedrez por la paz. Me dio mucho en su momento y aunque en más de alguna vez me vi tentado a regresar, terminé por aceptar que ese tiempo que se le requiere invertir ahora lo apuesto en otras cosas que me interesan más, y que no por eso me remueven los recuerdos y satisfacciones que me ha dejado.
Así desde niño, un tema que siempre me maravilló fue el de los niños prodigio. Personajes como Samuel Reshevsky, José Raúl Capablanca o Bobby Fischer siempre son fuente de un anecdotario curioso y poco común.
Hace un par de meses revisé Searching for Bobby Fischer, la historia de un niño que sorprende a sus padres con su habilidad innata para jugar al deporte ciencia, y los jugadores de ajedrez empiezan a murmurar esperanzados que se trata del nuevo Bobby Fischer.
Pues bien, sorpresa grata para mí, di con un trailer de una película titulada Pawn Sacrifice que está por salir el próximo mes de septiembre y que narra la vida del verdadero Fischer, interpretado por Tobey Maguire.


Fischer, para quienes no son ajedrecistas, es el mejor jugador que ha tenido Estados Unidos en su historia, que fue tan controversial por su gran capacidad en el tablero, su excentricidad, pero sobre todo por haber hecho frente a los rusos en su plena hegemonía ajedrecística, a mitad de la guerra fría, lo cual lo convirtió para muchos, en un héroe.
El trailer robó mi atención, y sin duda estaré con un pie afuera, listo para salir a comprar un boleto para cuando esté en la cartelera.

martes, 16 de junio de 2015

No todo es lo que parece

Llegué a casa después de la jornada laboral, me serví un whisky y revisé mi colección de vinilos. Me encontré el Misery is a Butterfly de Blonde Redhead que a mi gusto es de los mejores álbumes que he escuchado en mi vida y que, a pesar de eso, no escucho con mucha frecuencia (tal vez valoramos tanto esas obras porque las dejamos descansar y cuando las desempolvamos es como redescubrirlas).
El tocadiscos comenzó a girar y vinieron las primeras notas de Elephant Woman, una pieza que introduce esa atmósfera de melancolía que caracteriza al disco en su totalidad. Esta canción forma parte de la banda sonora de Hard Candy y si la buscamos en YouTube, aparece entre los primeros resultados un videoclip construido con escenas de la película.


Ahora, poniendo atención a la letra y más aun a las escenas en el video, podemos pensar en una relación de pareja caótica y hasta podríamos dictaminar que esa letra tan adolorida le viene como anillo al dedo. Pero ese Angel al que le estamos cantando no es en realidad un hombre o una mujer, y aquí es donde me pongo cómodo en el sillón para contarles una (no tan bonita) historia.
Kazu (quien canta la canción) es amante de los caballos. Así, un día previo a la concepción de este álbum salió a cabalgar y sufrió un accidente donde cayó y el caballo que montaba le causó graves heridas en el cráneo, desfigurándole el rostro (de ahí pensar en el concepto de la "mujer elefante"). Después de eso tuvo que pasar por un largo y doloroso proceso de recuperación y reconstrucción facial donde incluso se dice que tuvo dificultades para volver a cantar, y una gran parte en la composición de estas canciones se derivaron de esta amarga experiencia. La canción y su videoclip donde es más evidente esta historia sin duda será Equus.
Y así muchas otras canciones de muchos otros artistas donde no se estaba hablando del amor de una manera tan convencional como estamos acostumbrados, pero nos encanta hacer nuestras las canciones y hasta proyectarnos en ellas, y si queremos que la música nos hable de amor, haremos que las canciones nos platiquen sobre el amor.

domingo, 8 de febrero de 2015

Crecimiento artístico, sin direcciones

(Fotografía vía 1001 Songs)

Sin direcciones porque no estoy seguro de que sea propio del todo llamarlo crecimiento, término que nos indica que siempre se va hacia arriba aunque hablando de arte no tengamos la certeza de ello.
Hace dos noches vi el documental Five Years, que narra lo acontecido en cinco años en particular que fueron muy importantes en la carrera de David Bowie. Si bien sería hipócrita decir que soy muy fan de Bowie, está de más mencionar que es una figura icónica en su género y me gustó la manera en la que presentaron el cómo fue cambiando su concepción del arte, de su música y lo que quería representar con ella; esto explica el por qué al escuchar un disco suyo de éxitos nos encontraremos con géneros variados en el compilado.
En el arte no hay reglas definidas, así me gusta pensarlo y precisamente Bowie se atrevió a cambiar las estructuras convencionales de los géneros musicales con los que trabajaba, todo con tal de adaptarlo al resultado que quería, a lo que buscaba expresar en su respectivo momento: cada etapa por la que pasaba, su estado anímico, sus ambiciones y percepción en general; todo esto ha determinado cada faceta de su vida artística.
Casualmente después de mirar ese documental, mientras buscaba un CD entre mi colección de discos viejos, encontré algunos bocetos viejísimos de mis primeros proyectos musicales: El Gran Escarcha y The Noisy Laplace. Me di unos minutos para escuchar algunas grabaciones al azar y encontré una magia que se encontraba escondida en algún lado. Ejecuciones muy carentes de técnica, trabajos muy pobres de masterización y mezcla, pero no puedo negar que a pesar de eso las canciones tenían una sazón interesante y un espíritu único que no podría igualar el día de hoy. Escuchar las letras que escribí en aquel entonces me hicieron situarme en aquel contexto y entenderlas, abrazarlas y descubrí lo puras que eran aquellas ideas aun cuando fuesen el fruto de un artista inmaduro.
Por otro lado, sería un error determinar que mi trabajo de hace diez años es mejor o más auténtico que el que hago ahora. Los métodos que utilicé para hacer las primeras piezas de HATR Project son diferentes a los que he utilizado recientemente, y si me esmerara por hacer sonar mi música como lo que hacía en aquel entonces, estaría condenado al fracaso o resultaría en un trabajo mediocre. En el caso de las nuevas canciones de Maddevi (que muero de ganas por publicarlas), las percibo con un timbre muy diferente a lo que hicimos como grupo hace tres años con nuestro álbum debut; tendremos un testimonio en obra que demuestra cómo cambiamos los cuatro integrantes de la banda en nuestra forma de pensar y nuestra manera forma de hacer música.
En síntesis, es simple percatarse de que no soy la misma persona que antes y así todo ser humano se transforma en el tiempo con sus experiencias, sus sentimientos, la gente con la que se relaciona, los nuevos gustos adquiridos; somos un universo nuevo.
Todo es crecimiento y cada obra artística es meramente el reflejo de lo que es el artista mismo en el momento de su creación.

martes, 13 de enero de 2015

La Llave de los Versos

Es sólo el comienzo de la nueva etapa de HATR Project. He sido afortunado aprendiendo cosas nuevas sobre hacer música y esto es un pedacito de lo que conformará el nuevo material que se encuentra en proceso, después de 4 años de silencio.

Con esta melodía inauguro el canal de SoundCloud de HATR Project; también está disponible en línea el sitio http://www.hatrproject.com.

Peace!