sábado, 4 de julio de 2009

Rainy Friday

Desde ayer se me ocurrió narrar el día, todo el día lluvioso y yo como buen observador distraído. Vestí mis zapatos por lo mismo; cuando uso los tenis mientras llueve es seguro que terminaré con "la sopita" en la planta de los pies haciendo ruido con cada paso que voy dando y escurriendo el agua de los charcos, que son inevitables. Me subo al camión y una mujer embarazada, más bien del estilo "chola" me mira mientras se muerde los labios y yo me aguanto la risa, ¡qué escena! Tomo asiento mientras en los audífonos escucho el repetitivo Psycho Killer, qu'est-ce que c'est? fa fa fa fa better de David Byrne, esperando decodificarlo y saciar mi necesidad de escuchar esa canción, esa necesidad que aparece cuando tienes bien adherida una rola en la mente.
Para cuando llego a la estación del tren ligero, en la esquina hay una troca sobre la banqueta de Avenida Colón, impactada contra el cancel ahora deforme de la clínica ubicada en esa esquina, un letrero que indica parada de autobuses derribado en el piso junto con un montón de vidrios de un anuncio publicitario destrozado; hay una patrulla atrás de la camioneta y unos policías de tránsito tomando nota, no hay ambulancias por lo que supongo que no hubo gente lastimada por fortuna (aunque mi humor negro me sugiere que la ambulancia no fue necesaria dado que el choque ocurrió afuera de un hospital). Lo miro desde arriba del puente peatonal, habría sido un buen ángulo para tomar una fotografía con el celular, cosa que no se me ocurrió en ese momento (...duh).
En el trabajo me la paso lidiando con algunos scripts para el CREA y cuando llegó la hora de la comida se me había olvidado el hambre, salimos entonces a la tienda y compro un té verde para romper con mi tradición de comprarme una naranjada. Cuando le doy el primer trago se escuchan unos gritos de terror seguidos del rechinar de unas llantas contra el asfalto, y bromeando digo "¡ya se torcieron a alguien!". Unos minutos después, cuando llega una ambulancia a recoger a un malherido, entiendo que la bromita resultaba ser verdad.
Ya terminada la jornada laboral, a ver Blue Velvet de David Lynch con los partner's, a very good one.
Regresé a mi casa un poco más tarde de lo habitual, disfrutando del viento frío y disfrutando la luz de noche de este Guadalarrancho, la gente apresurada en la estación de tren y yo esforzándome por escuchar mis propios pensamientos que eran ensordecidos por el grito de una tribu de pubertos gritones y desmadrosos.
Creo que por ahora le he tomado algo de cariño a la rutina.

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